ESTADIO MONUMENTAL
La Historia del Estadio Monumental David Arellano

Debido a su popularidad, Colo-Colo ya a principios de la década de 1930 empezó a idear la posibilidad de contar con un estadio propio, que permitiera manejar los ingresos de forma directa de la gran cantidad de público que asistía a sus encuentros. De hecho, en 1931 se anunció la creación de una “Sociedad Estadio Colo-Colo” que debía analizar el proyecto.

La dificultad para conseguir el financiamiento necesario para iniciar una obra tan importante, llevó a que la realización se fuera demorando, aun cuando cada directorio que asumía la presidencia del club siempre anunciaba que el tener la cancha propia era una de sus prioridades.

Uno de los primeros avances se dio en 1939, cuando en la prensa salió el anuncio que Colo-Colo buscaba tres hectáreas para elevar su estadio. Se pensaba en una cancha pequeña, quizás para 15.000 espectadores como máximo, pero tras la publicación no hubo mayores novedades.


En mayo de 1946 Colo-Colo compra el Estadio de Carabineros, también conocido como el “Fortín Mapocho”, ubicado en Balmaceda con Cumming, donde actualmente está el Persa Mapocho. Era un terreno familiar para los albos, ya que ahí había hecho de local en sus primeros títulos, proyectándose la demolición del recinto para levantar uno nuevo mucho más amplio. Sin embargo, estudios posteriores mostraron la incapacidad de realizar tal idea, ya que estaba muy cerca de límites insalvables: el Río Mapocho por el norte y la línea férrea a Valparaíso por el sur. De hecho, el terreno de juego temblaba cuando pasaba el ferrocarril. El estadio terminó abandonado, pero su venta posterior permitiría aumentar de forma considerable las arcas del Cacique, generando un ingreso que fue guardado para la ocasión oportuna.

Esta se dio en 1956, cuando bajo la presidencia de Antonio Labán el club adquiere 28 hectáreas en el “Camino al Pedrero” en la chacra San Joaquín, colindante a la floreciente Avenida Vicuña Mackenna. Al año siguiente, bajo la tutela del arquitecto y ex atleta Mario Recordón, comenzó la obra gruesa, teniendo como objetivo inicial lograr un apoyo del gobierno para que el “Estadio Monumental” de Colo-Colo fuera ocupado en el marco del mundial de fútbol de 1962. Comenzó la venta de asientos, se proyectó un recinto con dos niveles que llegaría a albergar más de cien mil espectadores y pronto se pudo cementar la base.

Pero el terremoto de 1960 y el ser un estadio privado hizo que se negara el apoyo del gobierno a la faena, lo que sumado a la crisis institucional llevó a que las obras estuvieran detenidas durante toda esa década. Estas se retomaron con la presidencia de Héctor Gálvez, quien tuvo en mente la apertura del estadio para obtener recursos frescos. Siendo el equipo que más gente llevaba a las tribunas, Colo-Colo no recibía el dinero proporcional a su arrastre, frenándose el desarrollo institucional. Ayudó a su idea la venta de Carlos Caszely al Levante de España por 115.000 dólares, los que fueron destinados íntegramente a la terminación del Monumental.

Por ello, tras una preinauguración a finales de 1974 frente a un combinado universitario, el 20 abril de 1975 se abrió de manera oficial. Por el torneo de ese año, Colo-Colo debutó en su cancha ganando por 1 a 0 al desaparecido Aviación con anotación de Juan Carlos Orellana.

Lamentablemente, tras actuar en sólo 5 encuentros se decidió la suspensión del estadio. Este no contaba con las comodidades mínimas, los servicios higiénicos no respondían a las necesidades y los asientos eran el cemento liso, entre otras dificultades, aunque el mayor inconveniente era el pésimo estado del campo de juego, producto de no contar con un buen sistema de regadío, teniendo un pasto que ponía en peligro la integridad de jugadores propios y rivales.


Así, el estadio quedó sólo para ciertos entrenamientos y juegos de cadetes, siendo llamado despectivamente como el “hoyo de Pedreros”. Pero casi como si la historia se repitiera, una nueva transferencia de un jugador a Europa permitiría su apertura definitiva. La venta de Hugo Rubio al Bologna de Italia en 1988 entregó la suma suficiente como para proyectar la terminación del recinto, el que fue inaugurado por última vez el 30 de septiembre de 1989. Un recinto repleto con cerca de 65.000 almas vio el partido especial para la ocasión, donde Colo-Colo derrotó por 2 a 1 a Peñarol de Uruguay con goles de Marcelo Barticciotto y Leonel Herrera hijo.

Desde entonces, ha sido la casa definitiva del Cacique, estando de la mano con triunfos y éxitos deportivos. La obtención por primera vez de un bicampeonato en la historia del club (que sería finalmente el tricampeonato 1989 – 1990 y 1991), la Copa Libertadores 1991, la Copa Interamericana 1992 y otra serie de logros han hecho que la cancha bautizada como “David Arellano” sea sinónimo de imbatibilidad o al menos de ser un lugar donde salir con una victoria para la visita es algo muy difícil.


Hoy, el Estadio Monumental de Colo-Colo está a las puertas de un nuevo paso: una reconstrucción para responder a las exigencias de los tiempos.




 
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