DOCUMENTAL "GB"
LA GARRA BLANCA

UN PROCESO HISTÓRICO EN ERUPCIÓN


De acuerdo a los propios relatos de los garreros (autobiografía) la Garra Blanca hace su primera aparición en el período de la dictadura militar, en el año 1985 aproximadamente.
"Eramos más bien como una hinchada vandálica diría yo. Era también el período que se vivía el proceso dictatorial, en donde se estaba dando toda la violencia (...) las Barras Bravas nacen en el período dictatorial, como un sentido antipinochetista, antidictatorial. Donde se cantó más fuerte el Y VA A CAER fue en los Estadios" Rodilla
Fue común que en un principio, tanto LDA como la Garra Blanca imitaran a las barras argentinas. Los gritos y canciones, las cuncunas, las banderas gigantes provenían principalmente de las barras vecinas.
"En un principio con la barra mirábamos que era los que hacían en Argentina, copiar la barra de allá, los lienzos, los cánticos, todo. Pero de un tiempo a la fecha eso se fue cambiando porque no quisimos ser una copia de ellos, no quisimos ser una fotocopia de lo que son las barras argentinas, siendo que nosotros somos mucho más que ellos." Kunta
La Garra Blanca se organizó para actuar de acuerdo a la situación social y política que se estaba viviendo, primero durante la dictadura, y luego en el período transicional.
"Siempre en la Garra... alguna coyuntura que ha habido, para el cumpleaños de Pinochet, le celebramos el cumpleaños, parece que era el 90, le hicimos un lienzo grande que decía: 'el cumpleaños del chacal'." Androide
La Garra Blanca irrumpe y re-apropia el espacio público cotidiano -estadios, plazas y comunas- re-significandolo a través de sus prácticas.
Si pensamos en algún tipo de discurso crítico del sistema social instituido en el Chile actual y una posible resolución política en la esfera pública, tendríamos que despojarnos de la tradición ilustrada para poder leer en éstas prácticas una crítica aguda y creativa al nivel rasante del mundo de la vida.
- En la década de los ochenta es en el estadio y las calles donde se escucha los primeros “y va a caer” contra la dictadura militar.
- El año 1995 en el Estadio Monumental se quema un muñeco en alución al general Augusto Pinochet (día de su cumpleaños).
- Durante el conflicto de los trabajadores del carbón de Lota, dentro de sus movilizaciones de protestas en Santiago fueron invitados por la Garra Blanca a participar del lado norte del Estadio como una forma de protesta y solidaridad.
- El clásico del 10 de abril de 1994 en el Estadio Nacional, en presencia del Presidente de la República (hincha de la U. De Chile) la Garra Glanca cierra los accesos del lado norte, quema los tablones del Nacional y se enfrenta a la fuerza policial.
- En el Estadio Monumental durante los partidos de 1999 se aprecian “cuncunas” que representan la bandera mapuche.
Es el Estadio -en la década de los noventa- el lugar privilegiado de expresión para los sectores populares, es ahí donde los atuendos y vestimentas del discurso de la izquierda revolucionaria cobran sentido: imagen del Che Guevara, el comandante Marcos, pañoletas rojas, gritos de guerra recordando la revolución, banderas rojas y negras, lienzos de afirmación poblacional, etc.
El accionar de los presidentes y líderes de la Garra nunca dejó de ser importante: Jorge Apablaza, Jaramillo, Patricio Castro, Mario Montoya, sin embargo los piños fueron y siguen siendo el elemento que sostiene a la barra. Los primeros proyectos, las primeras acciones de la barra, partieron de los piños.
"En esa época los diferentes grupos empezaron a retroalimentarse. En torno a grupo de un barrio y otro barrio, que nos conocimos, que teníamos ideas parecidas políticamente, entonces dijimos: “hagamos un grupo”, que se llamó los Revolucinalbos, de esa época. Al principio éramos como 50 personas, después algunos les aburrió, y fuimos quedando 30... Ahí empezamos a hacer cosas. Y estaba ese Manuel Bustos, que a pesar de ser colocolino es un cerdo. Fuimos esa vez y... fue impactante... la primera aparición pública de la barra en una manifestación, y a parte como estaba todo retirado, gente del MIR, del Frente, el movimiento estaba atrás, y nosotros llegamos al escenario. La llevamos, como se dice. Pusieron la cuestión del Colo Colo con una bandera chilena, el Ché, se subieron arriba de una terraza. Ahí eso sirvió como empuje para todos nosotros. Dijimos: 'somos capaces', 'tenemos un potencial'. Esa fue más o menos la primera aparición social de la Garra." Androide
En un principio los Killers, luego los Gansters, se destacaron como los piños más duros de la barra, también La Río y los Peñi son respetados por su número y su 'aguerrismo'.
"Fundamos los Gansters con el Lapa, con el Vampiro, con el Judas. Fundamos los Gansters garreando y guerreando con los bullangueros culiaos, guerreando en Plaza Italia, guerreando en tocatas, Plaza Ñuñoa, Irarrázabal, guerreando en Departamental... famosos." Chavo
Otros piños que aparecieron en esos años fueron los Fuckers, los The Sorden, la Grecia, la Pincoya, los Bravos.Entre los piños nuevos están Los Incansables con garreros provenientes de diversos piños, también Los Chichos, de Quilicura, que aparecen en 1998.
Los momentos más difíciles para la Garra Blanca fueron sin duda los años de persecución policial.
"Cuando el Peter, el año 89, si no me acuerdo, nos quiso echar a la policía, iban a buscar a los integrantes... al Rodilla, mandaban a buscarlos a las casas, investigaciones, por lo brava que se puso la barra. En ese momento iban apareciendo las barras en Argentina, entonces no querían que acá pasara lo mismo. Los dirigentes quisieron cortar al tiro de raiz, e Investigaciones empezó a buscar a los integrantes de las barras a las casas, llegaban a domicilio a buscarlos en esos años. Ese es uno de los momentos difíciles que ha pasado la barra, y varios más. La muerte de unos amigos nos ha marcado, la muerte del Chirola, la muerte del Coca, del Loco Carreño... son cosas que nos marcan, que de repente te hacen ser más fuerte, te enseñan." Fatiga
Pero también fueron momentos de unidad al interior de la barra, después de Jorge Apablaza el Chirola (Mario Montoya) se perfila como el líder indiscutible de esos años
"Yo fuí el que le puse por apodo Chirola, se lo dije en vida. Y que yo me equivoqué de payaso, porque estaba Chirola, Copucha y Cuchara, y el payaso más chico era el más pintamono, y yo quería ponerle Cuchara, y empecé a hueviar con Chirola. Nosotros nos sentamos, terminó el partido esa vez, y el empezó a hueviar a los chunchos: que nos paremos... y ahí le puse Chirola. Y de ahí como que tomó un nombre dentro de la barra que tenía, y empezó a acercarse más a la barra en ese tiempo, por la onda del copete, el carrete empezó a llegar gente al lado de él, porque era una persona que era sociable" Kunta
Los valores que profesaba Mario Montoya: coraje, unidad, solidaridad, permitieron que en la barra se manifestaran importantes cambios que se traducen en la fortaleza que actualmente la caracteriza
"Antes la barra era como desordenada, como que cada uno para su lado, ibai al estadio y después a tu casa. Igual se compartía amistad en las comunas como ahora, pero netamente la Garra no se juntaba mucho. Es el único líder que ha tenido la Garra Blanca. El compadre movía masas, hacía reuniones venían compadres de fuera de Santiago a las reuniones, las pasabamos por radio, llamadas telefónicas. Nos juntábamos en masa, la barra empezó a ser más unida a juntarse más. Ahí empezamos la idea de las reuniones, porque antes había reuniones comunales, más que nada, no reuniones netas de la barra. Nunca se había podido juntar una masa grande de una barra en una reunión, la única vez que se ha hecho fue cuando el Chirola -me acuerdo siempre- nos citó acá y llegó una masa gigante. Fue pa un clásico en el año 92." Fatiga
"El era colocolino y tenía sus ideas de que Colo Colo era pa toda la gente, pa todo el pueblo, pa todos los locos que llegaban al Estadio... que toda la gente que tú ves que es de uno tenís que estar siempre con ella. El hueón fue un buen ejemplo, un buen líder". Pepe
Luego del truinfo en la Copa Libertadores, el año 1992, la barra se ve fortalecida, crece cualitativa y cuantitativamente. Con el aumento de los integrantes también se incrementan los desafíos: ¿Cómo coordinar a más de tres mil hinchas provenientes de diversas comunas de Santiago y también de regiones?
"Haber sido campeones en la Copa Libertadores hizo crecer mucho a la Garra, ese es uno de los momentos más lindos para todo colocolino. Creció la hinchada, creció como un 100%. Eramos como cien antes de la Copa Libertadores, y ahora, imagínate, en un registro tenemos tres mil integrantes" Fatiga
Los noventa son años de reorganización en la Garra Blanca. Durante la transición democrática la violencia en los estadios adquiere un carácter distinto y la represión se manifiesta con mayor fuerza. Por otro lado, la nueva directiva de Colo Colo le quita financiamiento a la barra. Peter Dragicevic desconfía y se desconecta por completo de la barra.
La Garra está obligada a autofinanciarse y a crecer desde dentro, organizándose para financiar los viajes y demás gastos de la barra. La organización tiene por lo tanto nuevas responsabilidades.
"EL89, 90, 91 viene un grupo que nosotros llamamos ``El grupo de los doce'' que eran doce hermanos de la Garra antiguos, que se hizo cargo de la barra. Ahí estaba el Palomo, el Angel Retamal, el Rodrigo Retamal, estaba el Infiltrado, estaban el Guatón Memo, estaba el Guatón Pepe, estaba el Pollo, estaba el Chaca... Fue un periodo de pasividad en la barra, en el sentido en que la barra no se juntaba. Ahí empezaron los pelambres: "Ah los hueones que están arriba no sencillan las moneas" Hubo un hecho claro, a nosotros se nos fue un loco con la plata de la barra (...) El 94 yo con otros cabros... el Pollo, el Tranque, el Palomo, la Paola Killer, el Peter de La Grecia empezamo a tomar la mano, y a crear de nuevo esta hueá. Ahí nació como una coordinación de la barra. Ahí vino el periodo en que yo caí preso. Y ese proceso no se alcanzó a terminar ¿cachai? Porque cuando yo estaba preso llegaba todos los cahuines donde mi, de dos bandos... porque la barra se cayó cuando yo caí. Hubo un período del Amení, el Infiltrado, la Paola y el Barti, que fueron los que la llevaban. Y la gente antigua de la barra estaba como al margen de esa hueá, estaba en contra de los locos." Rodilla
En el año '95, a raiz de un proyecto presentado al Club de Colo Colo[1] la organización de la barra (que luego se le conocería como: Coordinación) comienza a recibir entradas (1000 entradas) y vendiéndolas a un menor precio a los miembros de la Garra, pueden financiarse sueldos y diversas actividades.
"La Garra estuvo perdida en un hoyo varios años. En un hoyo financiero porque no teníamos aporte de nadie... nos costaba mucho viajar. Pero gracias a la Coordinación hemos tirado pa arriba con cuática.Sacamos una bandera gigante, sacamos cuatro casettes, tenemos cinco bombos, uno que está en Mendoza y otro que está en reparaciones. La revista, tenemos tazones, tenemos calendarios... esta oficina que tenemos ahora, que cualquiera no la tiene." Zapallo
Entre los años 95 y 96aparece en la Garra una nueva forma de organización, la Coordinación constituida por ocho integrantes (de los más antigos) que administran la totalidad de las actividades de la barra.
"Tomamos la mano en una reunión en el gimnasio, fue el 26 de septiembre del 96. La barra estaba dividida, no tenía por qué estar dividida. Queríamos tirar esta hueá pa arriba. Y ahí nace una nueva Coordinación que es la que está actualmente. Con un organigrama, una hueá social, con encargados en el Estadio, con encargados de viajes, con encargados en relaciones públicas, encargados de hacer las canciones, gente que está a cargo de la bodega. Al final ese organigrama quedó en nada, porque los locos empezaron a demostrar que no eran líderes reales, que eran líderes marqueteados. Empezaron a creérsela mucho unos locos y no daba el cuero que tenían para ser líderes. Algunos nunca salvaron a nadie. Y ahí empezó otro cuestionamiento... hasta que vino el período de la crisis de Menicchetti y Dragícevic... como que de nuevo se dividió la barra, en un sentido peyorativo... porque nunca estuvo dividida. Hubo una pugna de poder en la hueá. Pero al final se llegó a esto, a lo que es la Coordinación ahora. A donde estoy yo, está el Viper, el Jota, el Rata, el Androide, el Huinca y el Barti." Rodilla
La experiencia que muchos garreros vivieron en Mendoza, su encarcelamiento, luego su liberación marcó la unidad de la barra y de sus seguidores a nivel nacional.
"Los muchachos le dijeron al chofer “¿por qué esa comida en mal estado?”, no les hizo caso. En Mendoza se cambiaron choferes. Los muchachos empezaron a tirarse la comida, según ellos como parte de juego. Yo pienso que fue un error, porque igual ellos van viajando en empresa argentina, chofer argentino." Kunta
"Había gente que nunca había pasado por algo así antes, y nos preguntaban a nosotros que éramos como los cabecillas de todo este cuento. Y nosotros les decíamos que no tuvieran miedo, que si pasaba algo nosotros íbamos a ser los primeros en atinar. Pero, en un momento yo pensé en pararme, pero viéndola... no era. A parte viéndolos con sables y armados hasta los dientes y nosotros a mano limpia... era obvio que teniai que cubrirte." Kunta
Actualmente la barra está viviendo serios problemas, la unidad que los caracteriza se ha visto disminuida, al igual que la confianza de los garreros en la dirigencia.
"Hemos dejado de hacer reuniones, la gente está como desunida. Ha adoptado el papel de llevarla con cuática, de pegarle a los hueones que nos pintan el mono ¿cachai¿. De hecho le hemos pegado a varios grupos. Pero esa hueá ha llevado como a dividir la barra, como a que no nos compren, o que nos estén viendo como con miedo ¿cachai? Y así no puede llevarse una hueá. En ese proceso estamos ahora. Estamos en un proceso de introspección, de autocrítica. Y ahora se supone que vamos a tener una reumión los de la Coordinación, pa cachar esa hueá." Rodilla
Finalmente Colo-Colo y la Intendencia los apoyaron para generar el proyecto de la casa cultural La Casona. El Club Colo-Colo les arrendó una casa cercana al teatro Monumental que con mucho esfuerzo los garreros la acondicionaron para hacerla su nuevo hogar.
Por parte de la Intendencia, la ayuda económica consistió en un computador, una impresora, dos televisores, un video grabador, una mesa de pool y un equipo de música. El trato fue que un grupo de psicólogos hiciera talleres contra la drogadicción y trabajara con grupos de riesgo social, lo que hasta el momento no se ha podido llevar a cabo con satisfacción por las características propias de los garreros y los enfoques metodológicos y epistemológicos de los profesionales.
La Garra Blanca estaría en un nuevo proceso de organización y proyección socio-cultural, el cual posee un apoyo institucional en la medida que se enmarquen en las pautas conductuales normadas institucionalmente y moralmente. Y por otro lado quieren seguir con la relativa autonomía de acción que la barra a través de su historia ha conseguido.




"Garra Blanca y Revolución"


GARRA BLANCA hinchada mas brava

HISTORIAS DE DICTADURAS '' GARRA BLANCA Y REVOLUCION'' de la mano del obrero...

En este clima de decepción, hicieron su estreno vandálico las Barras Bravas. Principalmente las dos más importantes por su pasión ingobernable: la Garra Blanca y Los de Abajo. La primera, que se dice la más antigua y fundadora de este fanatismo neorromántico, es adherente del Colo Colo, un equipo que lleva por insignia el perfil del cacique, un personaje heroico que defendió el territorio mapuche del invasor español durante la conquista. Esta barra lleva en sí esta épica, y la escenifica con el contexto socio-político de quienes la componen, mayoritariamente jóvenes de la periferia que llevan en sus rasgos la porfiada herencia mapuche. Se llaman a sí mismos "indios proletas revolucionarios", contradiciendo el típico arribismo desclasado de la actual sociedad chilena. Así, la Garra Blanca ostenta el orgullo de reconocer y asumir su origen humilde, lo cantan en sus himnos, lo escriben en sus graffitis, lo gritan en sus consignas, con una manera de hacer presente el sustrato social más desprotegido por el modelo económico impuesto por la dictadura y sustentado por el neoaburguesamiento de la democracia actual.

"COMO NO TE VOY A QUERER"

La Garra Blanca parte como tal hacia fines de los ochenta, pero fue en el 85 cuando diversos desajustes al interior de la barra oficial de Colo Colo, que por entonces se llamaba "¿Quién es Chile?", provocan la división de los hinchas al parecer por desacuerdos generacionales. "Fue algo que se venía dando de a poco. En el grupo juvenil éramos como cincuenta. Digo entre comillas, porque a los de poca edad no nos tomaban en cuenta. Y como no podíamos participar en los carretes que hacían ellos, nos marginaban. Y dentro de esos marginados notábamos líderes como el guatón Jano, un compadre al que le gustaba decir garabatos y rompía con las reglas. Siempre tenía problemas con la directiva, hasta que un día lo echaron porque insultó a un dirigente, y al próximo partido él se puso al medio de la cabecera norte del Estadio Nacional, cantando solo, y nosotros lo seguimos. Ahí empezó todo". (1)
Este primer grupo de chicos rebeldes, entre los que estaban el Snoopy, el Angel y el Samuel, por cierto también tenían otras formas de celebración deportiva que se diferenciaba de las aburridas tardes del estadio en la barra tradicional. Por ahí corría una caja de vino, más allá humeaba un pito de marihuana, alguno gritaba "Muera Pinochet", incorporando la contingencia política a la consigna deportiva, y este loco desenfado fue creciendo hasta opacar la antigua barra, que desapareció en el protagonismo noticioso de la Garra Blanca, nombre que tomaron usando como referencia La Garra Negra del equipo Corinthian de Brasil. El resto se fue dando solo. Fueron perfilándose como movilización colectiva de jóvenes que llegó a juntar 20 mil personas adherentes a la consigna "Te quiero albo, te llevo en el corazón". Graderías ardiendo, miles de palos, piedras y botellas que llueven en la cancha, decenas de autos con los parabrisas rotos, declaraciones por TV de los dirigentes del equipo culpando al extremismo izquierdista que infiltró el sano corazón deportivo de los hinchas, el intendente de Santiago diciendo que el Colo Colo debería hacerse cargo de las millonarias cuentas por daños y perjuicios, pero los dirigentes del club contestan que no se hacen cargo porque la Garra Blanca opera más allá de los límites de su control. No los reconocen como barra oficial, más bien fueron expulsados de la hinchada que sigue al equipo. Entonces el enamorado fervor de los chicos garreros es un sentimiento huérfano que va por ahí con sus desmanes, es una fidelidad nómade que se resiste porfiadamente al empadronamiento que propone la Ley de Violencia en los Estadios. A cambio, se reúnen clandestinamente en bares de barrios a planificar sus acciones. Ahí en el entierrado paisaje de la cancha pobre que los vio nacer, organizan su estrategia de moverse en grupos fraccionados que se arman en cada barrio de Santiago: Los Killers, Los Incansables, La Río, Holocausto, Los Revolucionalbos, Los Grangster's de Cerro Navia, son algunos de los "colectivos de trabajo" que posee la Garra. Dicen colectivos de trabajo siendo irónicos con la cesantía de sus miembros que cantan incansables "Yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me voy a empadronar, quiero cantarle al albo todo el día, culiarme al Chuncho y a la policía".
El tema del empadronamiento de las barras fue una larga polémica que se dio por los medios de comunicación. Para que aceptaran el fichaje, entregar nombres, fecha de nacimiento, cédula de identidad y domicilio; se les ofrecían todo tipo de regalos y garantías; materiales para renovar los antiguos lienzos maltratados en la lucha urbana, nuevos bombos para renovar el tam-tam que resuena como el corazón al centro de las Barras Bravas, un lugar bien identificado que sirviera de secretaría de los hinchas, apoyo económico para futuros proyectos, etc. "Como si fuéramos niños nos ofrecían juguetes por nuestra libertad", dice Eric de la Garra Blanca, agregando que nunca aceptaron ser parte de ese chantaje. Total en todos estos años de clandestinidad, la Garra aprendió a moverse con sus escasos medios, juntando las monedas para reparar el bombo que se rompió, huyendo de la policía, armando tocatas de grupos rock heavy metal solidarios con la barra, preparando fiestas y sacar la revista "Garra Blanca", la voz auténtica del alma garrera. Una publicación que lleva tres números, con un tiraje de tres mil ejemplares en papel couché, fotos a color, cuidada impresión, con el mínimo avisaje a un costo de seis millones que salen ¿quién sabe de dónde? Seguro de cualquier movida pirata que manejan los chicos del borde, cualquiera, incluyendo saqueos y otros traspasos delictuales, menos vender el alma al mercado. Aunque en una ocasión aceptaron que Millet les financiara un lienzo gigante de cincuenta metros. A cambio, debían poner la propaganda a los costados, pero ellos dejaron sólo la consigna barrista y eliminaron la propaganda con la excusa que los pacos habían roto esa parte.


"MAS QUE LA PATRIA,
MAS QUE LA MADRE,
MAS QUE UNA RELIGION"

Pareciera que el callejeo filudo e ingobernable de la Garra Blanca, es la única filosofía que mueve las políticas infractoras de su errancia urbana, llevando como ideología el deseo de triunfo deportivo de su equipo. Pero incluso más allá que el mismo equipo, la pasión barrista excede el fans club personalizado, para transformarse en otro devenir múltiple de sociales deseos.
"Los jugadores pasan, y la barra queda", dice con algo de tristeza el Eric, editor de la revista de la Garra, acentuando sus motivos de inestabilidad social que lo hacen estar allí. Como si en un momento hiciera un paréntesis en su fanatismo, para mirar más lejos y ver en el futuro cercano su calidad de sujeto no garantizado por el sistema actual, comparando quizás su mísera situación con la millonaria paga que reciben los jugadores del equipo de sus amores. El fútbol es una empresa transnacional que compra y vende sujetos como esclavos que saben mover las piernas, le comento a Eric. Me contesta que es cierto. "Pero es la única posibilidad que tienen algunos de salir del barrio y ser alguien en la vida. A nosotros nos cae bien Zamorano porque aunque está millonario y famoso nunca olvida su clase". Pero son contados los chicos que llegan a Primera División, el resto sigue dándole al bombo en las galerías donde la Garra Blanca se hace presente con la espectacularidad de su transitorio montaje. Ahí, en la barra, en el perímetro organizado de su formación, son libres. "Es la única libertad que conozco", dice Eric, describiendo la estrategia grupal de atrincherarse en un solo lugar del estadio para protegerse de la agresión policial o de la barra enemiga. "Ahí soy otro", repite narrando las mil maneras que usan para pasar de contrabando el alcohol y las drogas que arengan la fiesta. Porque a la entrada del estadio deben pasar por un control minucioso de manos policiales que los manosean y perros que los huelen mostrando los dientes. Pero igual pasan el copete en bolsas plásticas que ocultan en sus genitales. "Es lo único que no nos tocan", ríe Eric cuando recuerda que una vez de tanto saltar y apretarse en el grupo, la bolsa se le rompió derramándose el pisco en su entrepierna, y fue tanto el ardor que pasó todo el partido echándose agua en los baños.
Estas formas de piratear la pasión dionisíaca al interior del campo deportivo, también incluye la identidad de los barristas que usan múltiples chapas, apodos o sobrenombres para nombrarse y así escamotear la ficha punitiva del empadronamiento. Se reconocen por el Bíper, la Chica Sandra, el Palomo, el Rodilla, el Barti, el Jota, el Lucho o el Eric a secas, sin apellido, sin pasado, sin familia, porque su única familia es la pasión barrista que en las graderías encuentra su enamorado descontrol.
Los motivos de sus rabias y desastres callejeros son muchos, tantos como las biografías resentidas de los chicos que visten la camiseta insignia de la barra. Y aunque todos coinciden con motivos de triunfo o derrota del equipo, agregan que también porque Pinochet ingresó al Senado en Valparaíso. Y ahí los ví una vez más, en la protesta masiva que estalló frente al Parlamento. Ahí estaban, con sus pasamontañas de combate, igual que el subcomandante Marcos, pero movilizados en skate board. Entre el humo de las bombas lacrimógenas, pasaban raudos tirando su artillería de piedras y encendiendo barricadas que inflamaron esa vergonzosa mañana en el puerto. Era difícil distinguir a qué barra pertenecían (la Garra o Los de Abajo). En estos casos de refriega urbana, ellos ocultan sus rostros de la televisión y los fotógrafos. Tampoco llevan los emblemas del equipo, más bien hacen un pacto de no agresión en estas fechas históricas y contingentes, donde la memoria política los hermana en un solo motín de rebelión. Al igual que todos los 11 de septiembre, cuando se conmemora el golpe militar, y las agrupaciones de detenidos desaparecidos, o ejecutados políticos marchan hasta el cementerio, las Barras Bravas son infaltables en el largo cortejo que cruza la ciudad enarbolando banderas rojas, pancartas políticas y las fotos de los detenidos desaparecidos prendidas al pecho de las madres huérfanas que perdieron a sus hijos. En este ritual de la memoria, los chicos barristas aportan su rebelión callejera cuando los escuadrones de policías atacan la marcha con sus gases lacrimógenos. Ante tal provocación las dos barras se unen para contratacar a la represión. Y en el caos que provoca esta violencia uniformada, a veces los duros chicos barristas ayudan a las señoras que en la confusión han perdido un zapato. Ellos forman un escudo de contención en el Memorial de los Detenidos Desaparecidos para proteger a mujeres y niños del ataque policial, que año a año justifica un vocero del gobierno declarando que "Carabineros actuó en legítima defensa". Por cierto estas excusas hacen reir a los chicos barristas que en la refriega acentúan los piedrazos contra la hipocresía oficial. En una oportunidad, cerca del cementerio, se encontraron con una tienda de zapatos Hush-Puppies, un calzado para ricos por su alto precio, inalcanzable para los jóvenes pobres. Ellos no lo pensaron dos veces y saquearon el lugar dejando en la vitrina sus gastados zapatos rotos. En otra oportunidad, cuando regresaban de un partido realizado fuera de Santiago, aburridos del sopor del tren, decidieron descarrilar el último vagón donde se encontraban. Y el tren siguió sin percatarse que sus revoltosos pasajeros habían tomado otro rumbo. Tal vez para huir del ordenamiento que dirige el tránsito vehicular. Tal vez para ser dueños por única vez de un tren real. "Ellos, que de niños soñaron con el trencito eléctrico, juguete de la infancia rica, por esa vez tuvieron un tren de verdad, para irse a Disney-World o a Woodstock alejándose de los tierrales secos de la pobla, de la ley pisando los talones y siempre arrancando, toda la vida en apuros de colegio, cárcel y hospital". (2)
Otras razones que han detonado la rabia en los miembros de las Barras se relacionan con injusticias raciales o segregaciones étnicas; como cuando se filmó el apaleo brutal a personas de color en la ciudad de Los Angeles, EE.UU. Los chicos sintieron en carne propia la luma policial, y lo manifestaron en acciones de protesta. Al igual que frente al desalojo del pueblo mapuche de sus tierras para construir una represa, la Garra Blanca solidaria organizó un masivo acto de repudio. Pero como ellos acostumbran escupir sus broncas, con mucho ruido de consignas, aullidos de trutrucas y violento metal rock, el concierto llamado Festival de Resistencia Mapuche, congregó bandas rockeras de Chile y Argentina que pusieron su estruendo musical junto a la causa de los pueblos precolombinos. Allí estuvo A.N.I.M.A.L., Fiskales, Panteras Negras, Los Miserables guitarreando su lenguaje tribal junto al discurso de Aucán Huilcamán, voz del Consejo de Todas las Tierras. Lo recaudado en las entradas fue en beneficio de esta agrupación. De esta manera los chicos barristas irradian su política de agresión complicitándose con otras causas minoritarias. Y ellos ponen su corazón resentido junto a las víctimas del atropello neoliberal

 
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